Gato en el camino. Nicanor Parra y Joan Casaramona. Libros del Zorro Rojo.
«[…] esto era un anti-cuento , un protocuento, un minicuento, pero no tenía nada de cuento tradicional.»
Juan Andrés Piña. Conversaciones con la poesía chilena.

«Mira, ahí va Parra, el de “Gato en el camino”». Ese era Nicanor, un joven de veinte años al que los alumnos del Internado Nacional Barros Arana (Santiago de Chile) señalaban por los pasillos. Allí estudió Humanidades, trabajó como inspector y fundó junto con Jorge Millas y el pintor Carlos Pedraza la Revista Nueva, en la que apareció publicado su primer cuento. Desde que Parra lo escribió hasta que finalmente vio la luz pasaron meses. Millas, director de la revista, lo retuvo en un cajón tras tildarlo de «tomadura de pelo» hasta que Pedraza, dibujante y director de arte, amenazó con su partida si no se publicaba.
Casi un siglo después, la “maldición Millas” volvió a repetirse y Gato en el camino volvió a ser encajonado durante meses. ¡Maldito Nicanor! ¡Viejo aguafiestas! ¿Acaso escribiste Gato con el pie izquierdo? Nicanor Segundo Parra Sandoval, antipoeta ayer, antipoeta hoy, antipoeta siempre; siempre antipoeta.

Gato en el camino es un proyecto editorial igual de maldito que bello, y fue posible gracias a las manos, los ojos y la adoración por el poeta chileno del ilustrador Joan Casaramona. Su devoción por el antipoeta convirtió a gato en el protagonista de un particular viacrucis al que el lector asiste como espectador mientras presencia una serie concatenada de sobresaltos, penitencias y calvarios que aguardan a gato a lo largo de las catorce estaciones.
Contemplación, atracción y fascinación ante la misteriosa galaxia de «cucharitas de té revueltas con trompos», pero también juego, una constante en el relato, componente lúdico de clara herencia surrealista que autores como Rodari y Munari llevaron a la literatura infantil y Queneau o Prévert a la de adultos; recurso que, además de singularizar sus obras, apela a la experimentación y suscita el interés de lectores de todas las edades.
Lejos de ser un viaje sin rumbo, el itinerario de Gato se encuadra en un eje de coordenadas trazado con mimo por Pedro Bellido. Gracias a su grid, el minino transita libremente de cubierta a contra sin perderse por otros derroteros, y gracias a su disposición, Gato en el camino es un artefacto literario con el que Nicanor espantaría las nubes de moscas que se arremolinaban frente a su casa.
Gato en el camino fue, en definitiva, un sueño. Poco o nada más que decir, pero de ser así que lo diga Nicanor, que para eso es el antipoeta:
1
Ya no me queda nada por decir.
Todo lo que tenía que decir
Ha sido dicho no sé cuántas veces.
2
He preguntado no sé cuántas veces
Pero nadie contesta mis preguntas.
Es absolutamente necesario
Que el abismo responda de una vez
Porque ya va quedando poco tiempo.
3
Sólo una cosa es clara:
Que la carne se llena de gusanos.
Tres poesías.
Versos de salón
Santiago: Nascimento, 1962




«Gato en el camino» en prensa:
[…] pero el incorruptible Cristo de Elqui no puede tener
otra razón de ser que la verdad
el general Ibáñez me perdone
en Chile no se respetan los derechos humanos
aquí no existe libertad de prensa
aquí mandan los multimillonarios
el gallinero está a cargo del zorro
claro que yo les voy a pedir que me digan
en qué país se respetan los derechos humanos.
De Sermones y prédicas del Cristo de Elqui, 1977.
Nicanor Parra
Premios y menciones:
Gato en el camino es uno de los títulos incluidos en la lista 100 Outstanding Picture Books, una selección de la plataforma dPICTUS que reúne los 100 libros ilustrados más destacados de todo el mundo elegidos por especialistas internacionales. Los títulos seleccionados formaron parte de una de las exposiciones de la Feria Internacional del Libro Infantil de Bolonia, 2023. Ir >

Gato en el camino es uno de los libros seleccionados para el espacio de lectura familiar de la exposición “Colección MACBA. Preludio. Intención poética”.
“Intención poética”, que toma su título del libro homónimo de Glissant, se entiende como un ejercicio que plantea una ruptura con el marco institucional, ofreciendo un espacio de reflexión y de crítica en el que el concepto y la experiencia «arte» se presentan como un principio generador y emancipador. Ir >

